martes, 26 de septiembre de 2017

Los Bardos, un camino de ayer y hoy...

Antaño, en tiempos precristianos, el druida bardo era un personaje inviolable, cualificado y dotado que estudiaba durante una docena de años, tanto las técnicas precisas de la memorización continua, de leyendas, historias, incluso reglas y métodos para la composición de versos, cánticos y música, así como otros conocimientos druídicos de diversa índole, también aprendidos de memoria y principalmente en verso para ser recordados y evitar la tergiversación, lo cual le otorgaba una notable reputación. Este honor no lo recibían otras figuras más o menos equivalentes de otros lugares fuera de las áreas donde el Druidismo estaba arraigado como espiritualidad, pues era en éstas donde el druida-bardo, ni más ni menos, era concebido por el conjunto de la población, como una Biblioteca andante, como la memoria de un pueblo, de una tribu o de un clan, siendo merced a este prestigio incluso, capaz mediante su intermediación de acabar guerras o peleas, invitando a la reconciliación.

Con el nombre de bardos actualmente se definen aquellos hombres y mujeres que pertenecientes a las ordenes y colegios de los Druidas, tienen como vocación, y entre sus diversos objetivos, cumplir la misión social y comunitaria, de difundir y enaltecer los conocimientos y esencias druídicas, mediante leyendas, rituales, cuentos, canciones, poesías, escritos y mensajes sobre toda la Tradición Druídica.
Y al unísono trata también de mantenerla y estimularla, fomentando de esta manera el sentido de consolidación del clan, círculo, grupo o colectivo, y de todos los seguidores druídicos que los componen.

Dentro de un ámbito más general, es su cometido, tanto permanecer alerta ante las carestías espirituales humanas de los tiempos presentes para paliarlas, como estar perceptivo antes los problemas que puede deparar el futuro a la Humanidad, para prevenirlos o anunciarlos, si con su aportación, crítica o denuncia, contribuye a evitarlos o prevenirlos. Y al mismo tiempo, sin perder por ello su Estrella Polar, honrar su añeja y veterana herencia druídica espiritual. No obstante, los druidas bardos actuales, han experimentado los cambios correspondientes a una moderada y sabia evolución, pero manteniendo los principios bárdicos inalterables.




fragmento sacado de un articulo escrito Por: Iolair Faol

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